viernes, 17 de enero de 2020

ANDANDO

                                                                     



El  nuevo año ha entrado de puntillas, como quién no quiere darse a conocer, sin embargo los oídos del Alma son finos, a estas alturas del cambio ya estamos entrenados en sentir, ver y oir;  lo oimos susurrar, lo sentimos danzar rápido entre nuestras vidas. 

Es un año juguetón, ya ha empezado a traernos regalos inesperados. No cuentes con hacer planes, ya está él por hacerlos por tí. Le gusta sorprendernos, en un plis plas todo puede cambiar, ¿como va nuestra capacidad de adaptación? funciona o la sufrimos?. Hemos tenido muchos años para practicar. Lo importante es si hemos aceptado hacerlo, porque sino es así, todo se acelera. Todo va muy rápido.

Esperar lo inesperado es uno de sus temas.

Este año travieso nos abre las ventanas del corazón. Nos hace sentir queramos o no la fuerza de la vida, su ritmo, su cadencia, su amor.  Nos limpia del polvo acumulado en nuestro largo invierno. Hace limpieza general de nuestra casa interna. Esto sirve, lo guardo; esto no sirve lo tiro.

 Limpiar todo el drama que quede guardado es otro de sus propósitos.

Puede convertirse en un maestro gruñón que con su varita larga y delgada golpea nuestro pupitre i amonesta, ¡focalizate, céntrate, no te despistes!. ¿lo hemos aprendido o esta aún por hacer? 

La focalización, la claridad es otro de sus objetivos.

También es un maestro de la sincronización. Atentos pues a lo que hay  por ahí dentro de nuestra mente y nuestro corazón. No podemos escaparnos, es agudo y ágil. No es posible retener la energía, hay que seguirla.

Así pues, anotemos, sincronización.

Y por ultimo preparar la base, la estructura de nuestro nuevo destino. No es año de grandes decisiones, sino de focalizarnos y prepararnos, de estar más presentes que nunca, de limpiar y preparar la casa con gozo y alegría para recibir a  áquel que viene.
María Angels