Hago un
ligero repaso de conceptos para las personas que puedan leer estas líneas y no
están trabajando con nosotros. Así que;
¿Cuánto
tiempo llevamos oyendo hablar de que debemos cambiar? De los nuevos paradigmas?
De la nueva conciencia? De la nueva energía? Aunque es realmente nueva? O sólo
había sido olvidada, borrada de nuestros recuerdos, de nuestro ADN. Borrada o
olvidada que más da. La cuestión es que al haberla olvidado, también habíamos
olvidado el camino de regreso a casa. Es como si nos hubiéramos perdido, no
encontrábamos nuestro lugar en el mundo y ahora empezamos a recordar donde está
y cómo es el camino que nos conduce a
nuestro verdadero hogar.
No es un
lugar físico, no es un sueño, no es un cuento, simplemente es una
realidad. Y ¿a quién encontramos en
nuestro hogar? pues a nuestro corazón, nuestro Ser, nuestro Espíritu. El Yo Soy.
Nuestra divinidad. Se llega con paciencia y un trabajo interno continuo, que se
refleja en la personalidad, en el cuerpo físico y a nuestro alrededor. Es un
compromiso que uno adquiere consigo mismo para mirarse a si mismo, para
conocerse a si mismo. Eso implica mucho,
quiere decir mucho. Vencer la ignorancia en la que la mente quiere estar,
porque le es muy cómodo, vencer el miedo, sanar nuestras heridas, aprender a
perdonar, aprender a amar incondicionalmente empezando por nosotros, aprender a
discriminar que es o no apropiado para nuestra evolución, aprender a mantener
una comunicación constante con nuestro Ser. Sanarnos en todos los aspectos. Equilibrar nuestra vida.
Eso es
todo lo que hemos estado trabajando con tanto afán y sinceridad. Así que muchas
personas ya han llegado a su hogar, otras creen haber llegado pero se
autoengañan porque aún no se miran a si mismas,
no tienen un compromiso firme y sincero, su corazón aun está
cerrado; otras llegaran en un futuro,
muchas, muchas están siendo tocadas en este momento para empezar su despertar.
Y sabéis lo que ocurre cuando alguien es tocado, que ya no hay vuelta atrás, ya
no es posible parar, porque si paramos el precio es muy alto. Enfermedad, tal
vez traspaso, vivir en la pena. ¡Hay que seguir adelante!
Nadie ha
dicho que sea fácil. Sé que os he dado mucha confianza para que seguir adelante
con vuestro proceso, para que pudierais haceros fuertes, sanas, hermosas, que
pudierais sentiros satisfechos de vosotros. Es el “Yo Soy, Yo Puedo, Yo Podre”.
Hemos pasado por retos algunos muy difíciles, pero siempre ha salido el Sol
después de la tormenta. Y hemos salido más fuertes, más amorosas, más firmes.
Hemos llorado y reído juntos, hemos aprendido, rezado, reflexionado y
compartido todas nuestras vivencias. ¡Es tan grande vivir eso! ¡Es tan grande,
hermoso y sagrado presenciar desde mi corazón como cada corazón se abre, como
cada persona encuentra a su Ser! ¡Es tan grande y sagrado compartir desde este
punto!. Me emociono por ello y siento inmensa gratitud.
Año tras
año nos hemos ido preparando, pasito a pasito como dice la canción. Apenas sin
darnos cuenta hemos avanzado mucho. O tal vez mejor decir, hemos cambiado
mucho, como personas y también nuestro alrededor. Todo ha cambiado porque
nosotros, nuestro Ser así lo ha querido. Y nuestro compromiso lo ha aceptado.
Y ahora
llega el gran momento, la gran prueba, en el que la Luz debe vencer a la
oscuridad. ¿Cuáles son nuestras armas? Nuestra inteligencia, nuestra palabra y
nuestro corazón. Así de sencillo, así de fácil y al mismo tiempo así de
difícil. Porque nuestra inteligencia debe vencer a la ignorancia de las mentes
cerradas, rígidas, enquistadas en el pasado; porque nuestra palabra puede no
ser entendida y cuestionada, pero es un arma que toca y toca profundamente;
porque nuestro corazón debe permanecer abierto para enseñar lo que es el amor.
Eso que tanto nos ha costado aprender. Eso que nos hace vivir desde el hogar.
A grandes
corazones, grandes retos. Sigamos adelante pues, con nuestro mejor sentido de
comunidad, desde nuestro hogar, mirando detrás de la ventana y actuando desde
el corazón. Sea lo que sea que nos traiga el nuevo año propongo que lo
recibamos con los brazos abiertos, la mente abierta y el corazón puro. Ayudas del cielo no nos faltan. Ni desde la Tierra tampoco. Vayamos pasito a pasito como dice la canción.
María Angels