viernes, 29 de abril de 2016

RELACIONES



De la princesa encantada al príncipe azul.

 
¿Existe un modelo de pareja ideal? No. Cada pareja es única en su peculiaridad. Y válida cuando es sostenida en las necesidades de cada miembro.

En la vieja energía sí que había modelos a seguir. Creados  en base a conceptos religiosos, sociales, familiares, incluso de raza o cultura. La persona tenía poca libertad para decidir sobre un tema tan importante.

Las parejas se casaban para toda la vida, jurándose amor eterno. O lo hacían para evitar la soledad, por carencias,  por intereses económicos o familiares. Incluso para tener relaciones sexuales cuando no se podían tener de solteros. Por un sueño. Por una promesa. Por tradición. Por muchas y variadas razones. Cuántas personas se comprometían cegadas por un espejismo, sin ser conscientes de la realidad que les esperaba?

Las parejas de formalizaban sin apenas haberse dado tiempo a conocerse. Todo estaba controlado. Cuando se conocían realmente ya estaban casados para siempre y no había otra opción que la de aguantar. Aparentemente las personas se resignaban, sin embargo cuanto dolor, cuanto resentimiento, cuantas lazos tóxicos se crearon?

Ahora, algunas cosas han cambiado. Uno puede separarse. Romper una relación ya no causa revuelo. Hay libertad sexual. Sin embargo se sigue buscando el príncipe azul y la princesa encantada. Si antes la pareja fracasaba  tal vez la ignorancia y falta de crecimiento tuvieron algo que ver. Pero ahora continúan fracasando las parejas y continúa la ignorancia pero ahora también hay inconsciencia. Porque oportunidades para saber las hay.

¿Cuántas de estas personas se sentían realizadas en esas relaciones?

Y ¿Cuántas personas hoy en día, a pesar de tener una relación aparentemente perfecta se sienten insatisfechas en ella y se lo callan?

Y digo yo ¿es eso una pareja? No, no lo es. Será una relación, pero no será de pareja.

Así que de relaciones puede haber muchas. Pero de pareja pocas. Podemos establecer relaciones de amistad con derecho a roce, pero no es de pareja.

 O una relación basada en el interés económico, pero no es de pareja.

 O una relación basada en el cariño, sin sexualidad, pero no es de pareja.

 O una relación basada en la posesión, mi marido, mi mujer, pero no es de pareja.

¿Qué es entonces una pareja?

 Cada ser humano siente la necesidad  de buscar en la otra persona,  aquello que le falta en si misma, para así verse reflejada y complementarse.   Y siente además la necesidad de compartir lo que uno es. De darse y recibir. Forma parte de nuestra naturaleza humana y espiritual. Y en ese darse y recibir nutrirse en todos sus campos, espiritual, energético, mental, emocional.

 Cuando eso se da, tenemos pareja.

Cuando no sabemos quienes somos ni lo que queremos,  nos movemos por impulsos, por imitación, por patrones, entonces no estamos preparados para tener pareja. Podemos tener, eso sí, muchas relaciones. Pero cuando sí nos conocemos, sí  sabemos qué queremos, sí somos responsables de nuestra vida, entonces y sólo entonces estamos preparados para tener pareja. Y la pareja, aquella persona que nos complementa aparece como por arte de magia, con total respeto y libertad.

Y eso es lo que se va a dar en los nuevos tiempos. Entre tanto en este espacio de transición tomemos conciencia del tipo de relaciones que estamos viviendo, aceptémoslas como son sino podemos cambiarlas, y trabajemos con nosotros mismos para facilitar el cambio. Pero no nos confundamos, no nos engañemos.

Entretanto podemos contestarnos a estas preguntas:

A.- ¿me siento libre en esta relación  para ser yo misma y decidir por mi misma, me siento respetada, sostenida, amada?

B.- ¿recibo tanto como doy?

C.- ¿compartimos los mismos valores?

D.- ¿compartimos un proyecto en común?

Si la respuesta es sí, probablemente tienes una relación de pareja.

Si la respuesta es no, medita que es lo que pasa.
 
María Angels

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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