martes, 23 de octubre de 2018

Sintesis de un mensaje del cielo



                             





LA VIA DEL CORAZON.  Mensajes del cielo.

 “Final de un ciclo de 26.000 años y otro de 12.000 años.
Estos dos ciclos conectados entre sí crean aberturas muy importantes en vuestro entorno planetario. Algo así como accesos a través de los cuales podeis extraer una comprensión diferente de todo nuestro funcionamiento actual, en todos los planos, del más sutil al más denso. Es también un momento en el que grandes ejes de comunicación sutil se abren en cada ser que se ponga a la escucha.

La civilización actual ha venido con el objetivo esencial de abrir la vía del corazón.

Incluye: la sonrisa, la compasión, la escucha, el respeto, el no juicio, la ternura, la unidad. Pequeños estallidos de la palabra Amor. El cultivo de los atributos femeninos.

 Ofrece la oportunidad de contactar con seres y situaciones que habéis dejado atrás, sin resolver, de vidas pasadas.

Una parte de vosotros que se aflige por los obstáculos que
 encuentra en su vida, de alguna forma antes de venir, ya han firmado un pacto de amor con la parte más bella de vosotros mismos. Un pacto de aceptación de esta gran limpieza en todos los plano, a fín de reencontrar la esencia de vuestro ser, vuestro propio corazón, que sólo pide abrirse y respirar con más amplitud.  

 Si los Seres de la Tierra dejáseis de pensar que vuestra vida depende de los acontecimientos y encuentros externos a vosotros, si dejáseis de esperar ayuda del prójimo, si aceptárais nuestro rol de creador sin orgullo ni culpabilidad, entonces se daría un gran paso para esta humanidad.

Cada uno atrae hacia sí los seres y acontecimientos que no son más que otras facetas de uno mismo. Mientras el hombre luche contra esa evidencia, mientras no acepte ver en el otro su si mismo una oportunidad de comprenderse y conocerse mejor, la vida le parecerá eternamente difícil.

 Aceptación es la clave.
Dejar de actuar no tiene fundamento, pero reaccionar tampoco es la clave de la evolución.
Actuar únicamente es lo que haces en función de tu ser profundo y verdadero y no en respuesta de lo que hace o dice otro.

 La pasividad significa que todo depende del exterior, mientras que la aceptación abre las puertas de las grandes leyes universales, las que nos dicen que es más importe modificar la mirada sobre lo que  ocurre, que cambiar el acontecimiento en sí, ya que es la mirada interior la que modificará el acontecimiento exterior.

 La humanidad esta a la búsqueda de su propio corazón, porque aún no han encontrado el Amor. Buscais incansablemente fuera de vosotros mismos lo que tan solo podreis encontrar en vuestro interior. Deseais ser amados por los demás, y estais dispuestos a toda clase de compromisos para lograrlo, sin daros cuenta de que sois incapaces de ofrecernos a vosotros mismos lo que tanto buscais en el exterior.

 Jesús dijo  “ama a tu prójimo como a ti mismo” fue muy claro.

 Nadie puede amar si antes no se ha hecho este regalo a si mismo. Amarse no quiere decir considerarse más que cualquier otro, sino concederse la misma atención, respeto, ternura, benevolencia que concedeis a los que amamos.

Es muy difícil tender una mano a alguien sino se ama esta mano.

Habeis venido para aprender a sonreír, para aceptar lo que sois y amaros para poder amar mejor.

 Cada vez que un ser humano se alza en su interior, abre su corazón y sus brazos, se acepta, derriba sus propias barreras y da un paso hacia adelante, centenares de otros humanos dan esto mismo junto a él.

 El otro es la parte que os queda por descubrir, por amar y comprender de vosotros mismos.

 El Amor es algo diferente a lo que conoceis en la tierra. No cambia el hilo de nuestras emociones. En otros planos más elevados,  no es posible amar apasionadamente y después odiar a la misma persona.
Cuando se ama, cuando escogemos a alguien, es por un reconocimiento mutuo. Decidimos hacer nuestra vida con un ser del sexo opuesto, pero nunca escogemos por necesidad o por carencia.

 Lo que nos atrae hacia otro ser no puede venir de algo exterior a nosotros, ni por educación, ni por obligación, ni por carencia que busquemos colmar desesperadamente, por hacer como los demás, o sólo por pulsaciones momentáneas, tal y como vemos que sucede entre vosotros.

 Pensad en lo que es el Amor de pareja si aceptarais por un instante abrir vuestro corazón en vez de enmascarar vuestras carencias y necesidades bajo la apariencia del Amor.

Vemos a menudo como en vuestras relaciones de pareja, el otro está únicamente ahí para colmar las necesidades y las carencias de su pareja. Eso es una proposición de encarcelamiento.

Cuando aquí elegimos vivir juntos, somos conscientes del respeto y de la libertad que nos comprometemos a mantener el uno en el otro y el uno por el otro. Aquí la libertad no significa actuar sin el otro o a costa de los demás. Nuestro sentido de la libertad concierne más a la integridad, al respeto profundo hacia nuestro compañero y hacia el Amor a la Unidad de la Vida.

 El hombre y la mujer no son opuestos sino complementarios. Por la unión de sus cuerpos, de sus Espiritus crean la Vida, la unión de su amor es creación y a imagen de Dios crean, sea cual sea el plano en que lo hagan.

El amor fisico nunca viene solo y permite recuperar la divinidad a cada una de nuestras celulas. A través de las caricias, de los besos y las palabras hacemos florecer lo que hay de más bello en cada uno y entonces lo que llamamos defecto se vuelve cualidad. Todo, absolutamente todo tiene belleza y el que se ve bello en la mirada del otro, es inmediatamente bello. El Amor fisico cuando va acompañado del Amor hacia un ser y hacia la Vida conduce a lo más sagrado que hay en nosotros, la Divinidad.

 Pero para ello hace falta compromiso. Compromiso que debe ser absoluto, completo en todos los planos. Alcanzar el éxtasis, la Divinidad requiere de una presencia y un amor total.

 Ofrecerse al otro es abrirse sin temor a ser herido, es ser vulnerable y alcanzado. Ello requiere una gran confianza y fuerza interior para que se produzca el abandono del uno en el otro.

Entre nosotros no hay divorcio porque no hay matrimonio. Eso solo existe en la Tierra. El otro no nos pertenece.

 Entre nosotros la separación de dos seres se produce cuando han terminado lo que habían previsto realizar juntos. Y en ese momento el Amor que los une puede reunirlos para otros ciclos de experiencia o creación. O bien uno y otro se encaminan hacia un futuro diferente. Ello no ocasiona ningún desgarro, ni herida, porque en ese acto no hay enfado ni agresividad, ni sentimiento de fracaso o desvalorización.

 Todo lo que creáis con Amor, por Amor y con conciencia es una verdadera iniciación. El resto son suposiciones y palabrerías.”



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