He aprendido a no esperar tanto las respuestas que necesito del exterior e ir a buscarlas en mi misma. En mi interior.
Por lo tanto es un cambio de dirección. La mente la veo como una herramienta de la cual me sirvo en función de lo que mi corazón manifiesta. Que es lo mismo que decir mi Espíritu.
Yo no soy mi mente, yo soy mi corazón, mi mente es mi herramienta. Un gran ordenador que me sirve para avanzar y evolucionar conscientemente en mi camino. Un puente con mi Ser y con el Universo. Si mi mente no existiera, yo no existiría, no podría comprender, investigar, administrar, organizar, estudiar. Luego es importante.
Si mi mente está acelerada, no me sirve sino para crearme problemas. Si mi mente está apática, tampoco me sirve. Si mi mente me quiere gobernar y no calla nunca, me causa sufrimiento. Por lo tanto soy yo desde mi corazón, quién debo gobernar mi mente.
La mente es muy curiosa, siempre quiere saber, siempre está "hablando", pero también es inteligente. Y eso nos conviene.
Cuando me centro en el corazón la mente teme perder su importancia y me provee de dudas, aceleración, inquietud, temor. Si tengo en cuenta que ella me es necesaria de igual forma que me es necesario saber y pensar desde el corazón, entonces se produce el justo equilibrio.
¿Cómo poner en práctica todo esto?
Con la meditación-oración y escucha interior
A través de la reflexión y el sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario