viernes, 6 de julio de 2018

LA MAGIA DEL AMOR

                                                         



“El amor es un bálsamo que contiene el poder de curar y renovar. Es la llave de todas las puertas”. Eileen Caddy.

A los seres humanos nos llega el conocimiento real, a medida que somos capaces de entenderlo e integrarlo. Ni antes ni después pues sería desperdiciado y mal usado. Así el conocimiento se abre paso en nuestras conciencias como una flor que se va abriendo al sol, hasta que esta totalmente madura y abierta, luego sus pétalos caen al suelo nutriendo una nueva floración.

Así mismo es el corazón humano. Poco a poco se va abriendo al sol del Espíritu y su motivación es la búsqueda del amor. Sin embargo la belleza del amor es tanta y tan potente y delicada que no se puede definir ni encerrar en adjetivos como “mío”. Mayormente la palabra amor va asociada a las relaciones entre las personas. Cuando se habla del hijo o la hija se dice, “mi hija, mi hijo”, indicando y dejando muy claro a los demás que el amor del hijo-hija sólo pertenece al padre o la madre. Cuando se nombra a la pareja se deja claro “mi mujer, mi hombre”.

Cuando se siente atracción hacia otro ser humano, enseguida se le pretende encasillar en un “mí”, significando un “te quiero para mi”. Como un tesoro que se quiere acaparar, que se enmarca en un cuadro, o se coloca en una jaula donde se contempla y se goza de su belleza. Pero en realidad lo que se hace es limitar su brillo, con el tiempo su belleza se apaga y su fuerza se agota.

El amor es la esencia de la vida, el motor por el que nos movemos o bien buscándolo o bien disfrutándolo o bien dándolo. Y debe ser libre para moverse, para brillar, para dar y para recibir. Nadie es dueño de nadie, nadie puede poseer para sí solo el secreto de la vida. Las normas, los dogmas, las religiones intentan y lo han logrado, definir el amor, enmarcarlo en sus manifestaciones,  para así preservarlo para si. Quizás ignoran que el amor tiene múltiples facetas en su manifestación, que cada persona emitirá hacia otra una o varias de estas facetas y necesitara recibir también para si misma algunas de ellas Porque estas manifestaciones del amor son la nutrición que el Espíritu necesita en su ciclo de vida, tanto humano como divino. 

En el estado de evolución espiritual de otras civilizaciones, de otros lugares planetarios, y en la tierra en algunas personas, más a nivel intelectual que práctico;  se vive y se entiende el amor como el pegamento que une la vida entera tanto de la tierra como planeta y como la evolución que en ella se da. El hilo conductor que a todos nos une y a todos nos nutre, convirtiéndonos y haciéndonos partícipe del Todo lo que Es. Sentir, saber, vivir, de forma totalmente natural que formamos parte de Dios.  Por lo tanto el apego, el “mio”, la posesión no existe. El apego limita, condiciona, restringue y por consiguiente retrasa la evolución y corta la creatividad.

Cuando el amor es libre, no condicionado, enriquece y nutre al que lo recibe. Lo sostiene en tal forma que su vida  como por arte de magia cambia de color gris a la brillantez y luminosidad de los colores que aportan nuevas  oportunidades, nuevos proyectos,  las soluciones, la alegría, la fuerza, la inspiración, entre otras muchas cosas. Pero cuando se rechaza el amor por no poder poseerlo o se le pone el sello de “mio”, la magia que envolvía a la persona se corta, ya no hay nutrición, y los colores   poco a poco se apagan y todo vuelve a ser gris.

El concepto de poseer solo esta en la mente, pero nunca en el corazón. Así cuando aprendemos a vivir desde el corazón aprendemos, poco a poco a dar libertad al amor tanto en el darlo, como en el recibirlo, y el concepto de posesión se cambia al de permitir, permitir que; “ el amor que siento en mi por ti circule libremente entre tu y yo y nos enriquezca aportando a cada uno de nosotros el alimento, la nutrición que nuestro Espíritu necesita”.

Cuando el amor se limita al “mío”, hay celos, miedo a perder, inseguridad, recelo. Y todo acaba siempre en dolor emocional y espiritual, porque hay “carencia de nutrición espiritual”. En la posesión se intenta llenar la carencia, pero hace el efecto rebote, la carencia crece. Porque ella no es más que la necesidad de nutrición que tiene el Espíritu.

El amor como hilo conductor de nutrición y conexión de la vida entera aparece en todos los seres humanos, entre  personas de diferente sexo, de diferente raza, de diferentes condiciones y estados, cuando se le deja libre mediante el reconocimiento abierto y sobre la base de la confianza; cuando se lo deja manifestar en cualquiera de las facetas que necesite hacerlo; cuando no se le confunde con el deseo personal sino que se le reconoce como lo que realmente es entonces la energía de una persona complementa a la de la otra y viceversa, y ambas personas recibe la gracia del amor, el  toque de magia en sus vidas. Si se la acepta  y se la deja en libertad la magia permanecerá en la vida de ambas personas. Si se la rechaza o se la etiqueta la magia se apagará.

Esto es para Espíritus maduros, de mente abierta y corazón puro;  grandes almas con capacidad de cambiar su comprensión  del amor y capaces de  elaborar una base de confianza en si mismas y en las personas por las que se sienten atraídas.  Sobre esta base de confianza, el corazón de ambas personas florece en función de recibir y dar. Tal vez alguien necesite de alguna faceta en particular que no tiene y sin embargo necesita, entonces su propia confianza atrae hacia ella la manifestación del amor que necesita para su nutrición.

María Angels.






No hay comentarios:

Publicar un comentario