martes, 11 de diciembre de 2018

REVISION DEL AÑO

                             



De todos es sabido que nuestra vida esta señalada por ciclos de tiempo que representan etapas de crecimiento por los que hemos de pasar, pues marcan el ritmo de nuestro crecimiento personal y evolución espiritual. Los veo como el envoltorio de las Leyes Universales.

Son unos ciclos que nos afectan a todos por igual, seamos Espíritus nativos de la Tierra o vengamos de las estrellas,  y que al tomar conciencia de ellos nos permiten colaborar conscientemente en el proceso, sacando de ello el mayor provecho con el menor sufrimiento posible. Sólo hay que tener voluntad y compromiso.

Sobre estos ciclos generales hay que añadir los ciclos personales que cada persona trae consigo al nacer y que están motivados por la experiencia y aprendizaje que busca el Espíritu en su ciclo de vida.

Pues bien, ahora nos hallamos al final de un ciclo corto general para todo el mundo como es el cambio de año. Cada año lleva una energía diferente. Es decir trae consigo un aprendizaje determinado que nos inclina hacia un determinado tipo de experiencia o vivencia que nos tiene que reportar un determinado aprendizaje. Si éste aprendizaje ya lo tenemos hecho e integrado, nada nos afectará y el paso del año será suave y fácil, pero sino lo tenemos aprendido e integrado nos hallaremos en situaciones donde si queremos avanzar, tendremos que asumir ciertos aprendizajes, limpiezas, reconocimientos, sanación, siempre en la medida que podamos asumirlo. El cielo nunca nos da una prueba o reto que no podamos  superar.  Pero si no queremos avanzar por resistencia a pasar por el proceso, nos vemos o sentimos entonces como relegados o rezagados en la evolución. Es decir el Universo, la Vida, se hace a un lado y espera a que nosotros estemos preparados para seguir avanzando. No nos obliga, espera simplemente. En ese esperar nosotros nos sentimos solos. Y es en esa soledad que nos hacemos fuertes para seguir el camino trazado. Así es que la soledad es una elección que hacemos inconscientemente pero al mismo tiempo una herramienta que un día u otro nos pone en marcha otra vez. Sea en esta vida o en otra. Según el plazo de tiempo que nos dediquemos a esperar, creyendo que así eludimos la prueba, el paisaje de nuestro entorno puede variar, las personas pueden desaparecer y aparecer otras nuevas, las situaciones también. Con lo cual el color de la soledad cambia.

Así pues, siempre recomiendo hacer un trabajo de introspección profundo en estas fechas, para tener claro y tomar conciencia de donde estamos, qué nos falta y a donde vamos. Eso facilita mucho el avance y conexión con nuestro Espíritu y de resultas de ello con el Universo.

Así que paso a describir el ejercicio para quién desee hacerlo. Debe hacer por dias, es decir cada fase se hace en un día. Total lleva 6 dias  seguidos hacerlos.

Primer día.- Se repasa todo lo vivido durante el año y se anota y sin leerlo lo escrito se guarda.  Si hemos adquirido la buena costumbre de llevar un diario ahora es cuando nos será de gran ayuda.

Segundo día.- Se reflexiona de cada experiencia que hemos tenido cómo la hemos vivido, cuál ha sido el aprendizaje obtenido, a nivel físico-material, a nivel emocional, a nivel mental y a nivel espiritual. Y se llega a la conclusión de si es un espacio cerrado o queda abierto con más aprendizajes a hacer aunque no sepamos cuales, sí lo sentiremos en nuestro corazón. Nos sentiremos satisfechos o inquietos. Se guarda la hoja sin leerla. 

Tercer día.- Se lee todo y se  reflexiona sobre ello,  se hace una lista de lo que queda incompleto y lo que sentimos completo. Se guarda la hoja.

Cuarto día.- Se vuelve a leer todo y se llega a la  conclusión del año. Se cierra el año sintetizando que hemos aprendido a nivel físico-material, a nivel emocional, a nivel mental y a nivel espiritual. Debe hacerse de forma sintetiza, clara y concisa. No nos perdamos en  palabrería.

Quinto día.- Se fijan unos objetivos para el próximo año, a todos los niveles, físico-material, emocional, mental y espiritual.

Sexto día.- Y por último, se escoge un jueves o un domingo y después de la meditación matutina, perfectamente interiorizados, unidos a nuestro Ser;  se lee en voz alta la conclusión del año y los objetivos, en ofrecimiento al Universo pidiendo Luz y Guía para nuestro caminar.

Quiero aclarar que la Luz y Guía del Cielo siempre está, pero a veces ocurre, que no viene como nosotros quisiéramos que viniera, sino en otra forma, la forma que más nos conviene a la evolución de nuestro Espíritu. Es decir la Luz y la Guía es para nuestro Espíritu no para nuestro ego. Por eso algunas personas dicen que “a mi el cielo no me escucha”, entonces es que la personalidad no quiere enterarse.

Os deseo a todos un feliz final de Año y un Gran Nuevo Año, que viene lleno de experiencias y contundencia. 

Un gran abrazo a todos, de corazón.



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