El amor tiene muchos matices en nuestro mundo. Básicamente lo asociamos al sentimiento que hay entre dos personas. También por todo lo que nos rodea y a nosotros mismos. A hacer el bien. A la ternura. A la expresión de cariño. Al cuidado. Al interés por los demás. Fácilmente confundimos el amor con la percepción de la energía.
El amor no es un estado místico, no es un éxtasis. No es un sacrificio por los demás, no es pobreza, no es sumisión, no es pasividad, ni dejarse humillar, irrespetar o estigmatizzar. Todo eso forma parte de una distorsión perversa del amor.
La libertad está contenida en el amor, forma parte íntegra del amor. Pero a muchos poderes terrenales no les interesa la libertad. Un ser humano libre no es manipulable. No es productivo a sus intereses.
El amor contiene a los demás, los incluye, no los excluye, no separa, no divide. Y en esa inclusión hay gratitud que es amor, hacia aquellos que nos enseñan, que nos sostienen para que seamos libres. Demostrarlo es amor. El amor no puede quedarse quieto, pasivo en el corazón, hay que sacarlo, darlo, ponerlo en movimiento. El amor no es nuestra propiedad, es de todos, porque todos tenemos necesidad de amar y ser amados.
El amor en sí no tiene matices, es una realidad. Es la cohesión del cosmos, lo que mantiene cada pieza en su lugar, funcionando, en evolución constante. Es paz y plenitud de sentir que todo esta bien, en cualquier momento. El amor es Todo. Lo penetra Todo. Lo fusiona Todo. Forma parte de Todo. No hay necesidad de buscarlo, de explicarlo, de comprenderlo, porque es el único estado del Ser.
Comparando es como nuestro respirar. Se hace sin que nos demos cuenta. Forma parte de la vida y es la vida como símbolo. Si dejamos de respirar, desaparecemos de nuestro mundo. No nos cuestionamos continuamente si respiramos o no. Vivímos sin darnos cuenta. Es un pobre ejemplo poque el Amor existe porqué és. Y es tan grande y a la vez tan sencillo y natural que nadie puede cuestionarse que es el amor, porque todo forma parte de él y lo que forma parte de un Todo no necesita cuestionarse que és ese Todo porqué lo tiene integrado. No se concibe otra forma de ser sino ésta. Después de la 3D el amor es el estado del Ser.
En nuestras limitaciones de 3D damos por hecho o por verdad muchas cosas que son fruto de nuestra imaginación y fantasía. Es un error. Es la arrogancia del ignorante, que no quiere serlo. Debémos ser muy humildes para aceptar ser enseñados, para aceptar aprender. Sin humildad no se puede aprender.
Aprender no a abrir la mente sino a cultivarla y penetrar en los conceptos para ver y entender más allá de lo que ahora vemos y entendemos, más allá de lo que se nos ha enseñado. Las formas son una apariencia que oculta una estructura, debemos aprender a entrar en la estructura.
En nombre del amor se ha hecho un trabajo concienzudo en nuestras creencias para erradicar cualquier concepto del amor que nos lleve más allá en nuestro proceso de superación de la adversidad que nos mantiene atados a la dificultad. A aún ahora se está haciendo con bastante recrudecimiento. Eso nos desnaturaliza de nuestra dignidad natural, de seres divinos y humanos. Neutraliza nuestro poder. Porque si no tenemos nuestra dignidad mucho menos conoceremos nuestro poder y nuestra fuerza. En algunas personas, resistentes a la gran manipulación, eso se revierte en ira y agresión.
Es el momento de ser valientes y romper esas creencias, de ir más allá. De recuperar nuestra dignidad humana y divina. La raza humana no ha sido creada ni puesta en ese hermoso planeta para vivir como el más ínfimo de los animales. La raza humana no es una herramienta de guerra o destrucción, no es una moneda de cambio. La raza humana es la prolongación de la inteligencia de Dios. De la bondad de su corazón. De la grandeza de su creación. Y eso es lo que hay que recuperar.
Con paz y amor.
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