miércoles, 31 de agosto de 2016

CONOCIMIENTO

                           
  La  mente es curiosa. La tenemos acostumbrada a absorber mucha información que llamamos conocimiento. Libros y libros. Y como somos inteligentes y entendemos lo que leemos pensamos que ya sabemos  y queremos más.

El Espíritu es más sabio que nuestra mente  y él sabe que sólo es válido el conocimiento que ha pasado por el corazón.  Sino es así, nada se mueve.


Pero la mente no confía en el corazón y habla y habla.

Mientras habla no escucha al corazón. Por lo tanto no podemos integrar de manera fluida y armónica. Lo tenemos que hacer en fases críticas. Porqué a través del esfuerzo por superarlas aprendemos a escuchar, integramos el conocimiento y hacemos el aprendizaje.

Así aprendemos a escuchar al corazón. 

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