De tiempo en tiempo tengo
que volver a poner atención a las palabras habladas. Yo misma me lo tengo que
ir recordando para así hacer mejor mi trabajo.
De la misma manera que en
nuestro mundo terrenal, práctico, tenemos un orden y un tiempo para hacer las
cosas; en el mundo espiritual también hay un orden y un tiempo que queda
marcado por las necesidades del Espíritu.
Ningún conocimiento,
ninguna información, ninguna experiencia se da antes de que la personalidad
pueda asumirlo, integrarlo y utilizarlo en su vida tanto interior como
exterior.
Si se diera antes del
tiempo previsto, antes de que la persona estuviera madura para gestionar la
información o experiencia, la personalidad se desequilibra, sufre, la mente
entra en confusión, dudas, temores o escepticismo.
Todo ello retrasa la
evolución del Ser.
Es muy fácil encontrar
personas que han desarrollado la capacidad de leer el campo energético de los
demás. Saben ver lo que piensan, como
viven, que han sido, etc. Y tal como lo ven lo dicen, lo verbalizan.
Valorar la repercusión que
puede tener la palabra hablada, lo dicho, la información pasada en la persona y
en su Ser. ¿la ayudará realmente a avanzar? A poner luz en su vida? O sólo es
nuestra necesidad de demostrar que podemos saber, hacer cosas?
Los guías dicen: “La validez del aprendizaje se basa en que
sea uno mismo quien los descubra, aprenda, reconozca e integre”.
Eso quiere decir que cuando
es el momento adecuado todo se sabe, a todo se llega. Valorar este momento
conlleva un crecimiento personal y un trabajo espiritual.
El mundo interno no es una
moda, no es una técnica, no es una terapia; es un espacio sagrado de Luz pura
del Ser, donde todos somos importantes, todos somos únicos y todos somos
amados. Donde no hay ni ricos ni pobres, ni tontos ni inteligentes, ni blancos
o negros. Todos somos iguales porque somos Luz, en ella vivimos y en ella nos
realizamos. Ella nos provee en nuestras necesidades, nos sostiene y nos
mantiene.
Entender también que sucede
a veces que decimos una cosa con una intención y que la persona a quien va dirigida lo interpreta en función de
su estado interior. Creando malentendidos.
A veces eso sucede. Luego
es cuando se hace necesario hablar y compartir como nos sentimos. Porque en ese
hacer es cuando del malentendido sacamos comprensión, acción, Luz.
Asi es como veo las cosas.

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