Pienso que mi cuerpo físico
puede enfermar. Que mi mente y mi emoción influyen tanto en mi cuerpo que al
somatizar puedo enfermar. Entonces debo recurrir a un médico, a un psicólogo, a un naturópata.
Se cura mi emoción, rectifico mi actitud y mi cuerpo poco a poco va
recuperándose.
Hasta hace poco esto es lo
que yo conocía y me enseñaron en todos los cursos y terapias que aprendí.
Pero hay más, mucho más.
Aparte de ser un cuerpo y
una personalidad, soy también un Espíritu. Lo que pienso y siento se puede ver, incluso sentir, mi cuerpo se puede tocar. Pero mi Ser, nadie lo ve,
nadie lo toca, nadie lo siente, excepto desde el mundo o dimensión en que
habita. Pero la verdad es que mi Ser y yo vamos juntos. En unidad. Mi Ser
entonces se ve, se siente y se toca a través de mi cuerpo y mi personalidad.
Si yo como humana me
enfermo, me canso, me confundo, me enfado. Mi Ser también puede confundirse,
cansarse, enfadarse, enfermarse.
Eso es posible. Entonces si
mi Ser esta confundido, cansado, o enfermo ¿Cómo estará mi vida?
Pero sigue habiendo más.
Resulta que a veces el
_Ser, necesita que el cuerpo físico, su vehÍculo esté debilitado o enfermo o
cansado. ¿Por qué lo necesita? Parece cosa de ciencia ficción, pero es verdad.
Lo necesita para aprender ciertas cosas en que debe dirigir perfectamente sus
vehículos mente, emoción y cuerpo, para que estos le faciliten su experiencia y
su labor.
Y más que hay.
Sucede a veces que la frecuencia del Ser es más alta de lo
que el cuerpo puede soportar y entonces en lugar de bajar frecuencia, como se
haría en nuestra dimensión, se altera el
funcionamiento del cuerpo para que pueda de alguna forma encajar la frecuencia
del Ser y hacer la labor.
Hay personas, que nunca
mejoran, que hay un fuerte obstáculo que impide el avance. La medicina no tiene
todas las respuestas. Habrá que aprender a buscar y a preguntar al Espíritu, al
Ser, ¿Qué te sucede? ¿Qué te falta?¿que te sobra?.
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