En el camino de la
evolución la personalidad está destinada a reconocer a su Espíritu que por el
fue creada, como vehÍculo para adquirir un aprendizaje.
El Espíritu o Ser Interno
siempre hace por maneras de hacerse oír y dirigirnos por los caminos que
necesita ir. A través de la intuición, del resonar con el corazón, la
personalidad sabe como son las cosas. Sin embargo, muchas veces no quiere reconocer las señales
que le pone el Ser, porque no le interesa. Quiere gobernar ella. Y entonces se produce un conflicto entre el
Ser y la personalidad.
En estos conflictos siempre
es el Ser quién se hace presente, tarde más o menos. Ya que el Ser es la Luz y
la personalidad en sus crisis es la no luz. Por eso cuando aceptamos la
orientación interna, nos decimos alegremente “he visto la luz”, ya se lo que
quiero.
Si la personalidad es muy
fuerte, terca y quiere dominar siempre ella. El Espíritu no se siente reconocido, puede cansarse e incluso
enfermar. Se separa o distancia. Es un
punto peligroso para la estabilidad del ser humano. Se hace necesaria la
sanación y el reencuentro.
Sabemos lo que sentimos
cuando alguien nos hace un desaire, como creeis que se siente nuestro Ser, que
somos nosotros mismos, cuando nos desairamos o despreciamos o ignoramos a
nosotros mismos?.
Cuidamos y alimentamos
nuestro cuerpo, pero también debemos cuidar y alimentar nuestro Ser. ¿lo
hacemos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario