martes, 19 de diciembre de 2017

EL AÑO QUE SE VA Y EL AÑO QUE NOS LLEGA

                                                               
 


Hago un ligero repaso de conceptos para las personas que puedan leer estas líneas y no están trabajando con nosotros. Así que;

¿Cuánto tiempo llevamos oyendo hablar de que debemos cambiar? De los nuevos paradigmas? De la nueva conciencia? De la nueva energía? Aunque es realmente nueva? O sólo había sido olvidada, borrada de nuestros recuerdos, de nuestro ADN. Borrada o olvidada que más da. La cuestión es que al haberla olvidado, también habíamos olvidado el camino de regreso a casa. Es como si nos hubiéramos perdido, no encontrábamos nuestro lugar en el mundo y ahora empezamos a recordar donde está y cómo es el camino que nos conduce  a nuestro verdadero hogar.

No es un lugar físico, no es un sueño, no es un cuento, simplemente es una realidad.   Y ¿a quién encontramos en nuestro hogar? pues a nuestro corazón,  nuestro Ser, nuestro Espíritu. El Yo Soy. Nuestra divinidad. Se llega con paciencia y un trabajo interno continuo, que se refleja en la personalidad, en el cuerpo físico y a nuestro alrededor. Es un compromiso que uno adquiere consigo mismo para mirarse a si mismo, para conocerse a si mismo.  Eso implica mucho, quiere decir mucho. Vencer la ignorancia en la que la mente quiere estar, porque le es muy cómodo, vencer el miedo, sanar nuestras heridas, aprender a perdonar, aprender a amar incondicionalmente empezando por nosotros, aprender a discriminar que es o no apropiado para nuestra evolución, aprender a mantener una comunicación constante con nuestro Ser. Sanarnos en todos los aspectos. Equilibrar nuestra vida.

Eso es todo lo que hemos estado trabajando con tanto afán y sinceridad. Así que muchas personas ya han llegado a su hogar, otras creen haber llegado pero se autoengañan porque aún no se miran a si mismas,  no tienen un compromiso firme y sincero, su corazón aun está cerrado;  otras llegaran en un futuro, muchas, muchas están siendo tocadas en este momento para empezar su despertar. Y sabéis lo que ocurre cuando alguien es tocado, que ya no hay vuelta atrás, ya no es posible parar, porque si paramos el precio es muy alto. Enfermedad, tal vez traspaso, vivir en la pena. ¡Hay que seguir adelante!

Nadie ha dicho que sea fácil. Sé que os he dado mucha confianza para que seguir adelante con vuestro proceso, para que pudierais haceros fuertes, sanas, hermosas, que pudierais sentiros satisfechos de vosotros. Es el “Yo Soy, Yo Puedo, Yo Podre”. Hemos pasado por retos algunos muy difíciles, pero siempre ha salido el Sol después de la tormenta. Y hemos salido más fuertes, más amorosas, más firmes. Hemos llorado y reído juntos, hemos aprendido, rezado, reflexionado y compartido todas nuestras vivencias. ¡Es tan grande vivir eso! ¡Es tan grande, hermoso y sagrado presenciar desde mi corazón como cada corazón se abre, como cada persona encuentra a su Ser! ¡Es tan grande y sagrado compartir desde este punto!. Me emociono por ello y siento inmensa gratitud. 

Año tras año nos hemos ido preparando, pasito a pasito como dice la canción. Apenas sin darnos cuenta hemos avanzado mucho. O tal vez mejor decir, hemos cambiado mucho, como personas y también nuestro alrededor. Todo ha cambiado porque nosotros, nuestro Ser así lo ha querido. Y nuestro compromiso lo ha aceptado. 

Y ahora llega el gran momento, la gran prueba, en el que la Luz debe vencer a la oscuridad. ¿Cuáles son nuestras armas? Nuestra inteligencia, nuestra palabra y nuestro corazón. Así de sencillo, así de fácil y al mismo tiempo así de difícil. Porque nuestra inteligencia debe vencer a la ignorancia de las mentes cerradas, rígidas, enquistadas en el pasado; porque nuestra palabra puede no ser entendida y cuestionada, pero es un arma que toca y toca profundamente; porque nuestro corazón debe permanecer abierto para enseñar lo que es el amor. Eso que tanto nos ha costado aprender. Eso que nos hace vivir desde el hogar.

A grandes corazones, grandes retos. Sigamos adelante pues, con nuestro mejor sentido de comunidad, desde nuestro hogar, mirando detrás de la ventana y actuando desde el corazón. Sea lo que sea que nos traiga el nuevo año propongo que lo recibamos con los brazos abiertos, la mente abierta y el corazón puro. Ayudas del cielo no nos faltan. Ni desde la Tierra tampoco. Vayamos pasito a pasito como dice la canción. 

María Angels


No hay comentarios:

Publicar un comentario