lunes, 11 de junio de 2018

UN CUENTO DE AMOR

                                                         


Una vez la gran Diosa Madre del Universo  miro a la tierra y al ver su belleza se enamoro; miro a los espíritus femeninos  y los vio sufrir, envueltos en oscuridad. Fundida de amor   suspiró y   en su exhalación expandió de su corazón millones y millones de partículas de si misma. Cada partícula era una parte de su esencia,  todas  fueron a la parte femenina de los   corazones de la humanidad,  hundiéndose en él para ocultarse de la realidad de los hombres.   

Con el tiempo esas partículas se asentaron y  empezaron a  irradiar más y más luz, hasta que un día el corazón empezó  a palpitar diferente, ya no latía como el de un humano cualquiera, ahora pulsaba con la seguridad de una diosa.

La mujer empezó a sentirse diferente, empezó a amarse a si misma, empezó a respetarse a si misma; entonces quiso conocer que había en su corazón que la hacia tan diferente. Y limpió y limpió toda la oscuridad que la envolvía. Pero aún no veía que  había en su corazón.

 Este pulsaba más fuerte aún, tan fuerte que  causaba dolor en el pecho,  la mujer doblo sus rodillas y cayó al suelo. Entonces toco la tierra y sintió que  también pulsaba con ella, las   lágrimas  brotaron de sus ojos,  todo era una sola pulsación a un mismo ritmo en una continua  expansión de amor en forma de luz  y de  color.  Su corazón se abrió y la naturaleza la Diosa se reveló.

Comprendió la mujer, que ella solo era parte de un todo más grande y  como en un sueño entró en su corazón. Allí descubrió que  ella formaba parte de la esencia de la Gran Diosa Madre, que solo buscaba expresarse a través de ella. Lo que la hacia distinta era ser receptáculo de la Gran Diosa Madre.

Así miles y miles de mujeres en todo el planeta vamos despertando a nuestro verdadero valor para dar expresión personal a la parte de esencia divina de que somos portadoras.
Todas somos parte de la Diosa.  Todas las diosas habidas y veneradas en la tierra en todos los tiempos, son parte de la Gran Diosa. Todas las vírgenes son parte de la Gran Diosa, toda mujer, todo espíritu femenino, es parte de la Gran Diosa.

El camino es el del corazón.

Maria Angels







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