jueves, 19 de septiembre de 2013

BUSCANDO EL EQUILIBRIO

 
El conocimiento, por mucho que se acumule intelectualmente, si no pasa por el corazón y la vida práctica diaria, no sirve para la evolución. Sirve para crearnos una ilusión de lo que somos o queremos ser, pero sin pasar de ahí. Se vive futorizando, soñando, pero no de realidades. La persona se agarra a él creyéndose importante y evolucionada, cuando en realidad lo que hace es refugiarse en el conocimiento universal o espiritual, para evitar encarar los aspectos limitantes o frustrantes de su propia vida personal, relacional o de trabajo.
 
Es importante que se encaren esos aspectos, se solucionen, se sanen, se limpien y luego se suelten, se liberen. La persona aprende a estar presente en su vida, a vivir de objetivos claros y en tiempo presente a tener ideales realizables y es cuando el conocimiento que se recibe puede ser útil para la realización personal, tanto interior como exterior, con naturalidad  y sencillez, siempre dentro de las posibilidades de cada uno. Entonces es cuando la paz, la calma, se hacen presentes. 

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