Muchas veces pienso que es lo que nos iguala a todos. Porque en realidad somos todos muy diferentes. Diferente raza, diferente cultura, diferente religión, diferente ideología, diferentes valores, aún dentro de la familia somos diferentes los unos de los otros. Aún con quién más amamos.
Lo primero que me llama la atención es la necesidad de libertad, que hay en cada uno de nosotros de ser como somos. También veo que hay quién no tiene esa necesidad, por los motivos que sean, esta persona depende totalmente, anormalmente de los demás, sea familia o grupo social.
Lo normal y natural es que al ir creciendo y madurando uno necesite más esa libertad de ser, bien para conocerse bien para realizarse. Y eso es precisamente el punto de encuentro que veo que hay entre todos nosotros, vengamos de donde vengamos, seamos quienes seamos, la necesidad de tener la libertad suficiente para conocernos y realizarnos, a nuestro modo.
La necesidad de realización es universal y engloba tanto al Espíritu como a la personalidad. Eso nos permite abrir la mente y el corazón y por consiguiente acercarnos a los demás como iguales porque aún que nuestra personalidad y nuestra apariencia sea distinta, en nuestro fuero interno late un mismo corazón con una misma necesidad.
Para mi son los pequeños milagros de la vida diaria que vale pena acoger y agradecer.
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