viernes, 5 de octubre de 2018

EL TESORO

                                                     





Quiero que imagines un tesoro que ha estado perdido durante cientos de miles de años en las profundidades del océano. Ha estado allí, incrustado cada vez más con crustáceos, hasta que su belleza original queda totalmente irreconocible.

Entonces, finalmente, es descubierto por un buscador de tesoros y traído a la superficie. Se ve completamente inservible. Alguien sin conocimientos ni discernimiento no reconocería que es un tesoro inapreciable, e incluso podría arrojarlo otra vez al océano, como si fuera una basura.

Pero alguien con conocimientos y discerniniento se tomaría el tiempo y la paciencia y con mucho cuidado quitaría todos los crustáceos adheridos. Tomaría muchas semanas revelar siquiera la parte más pequeña del tesoro, pero el que sabe no dejará que nada lo desanime hasta haberlo limpiado completamente y éste se encuentre ante él con su verdadera belleza y perfección.

Lo mismo ocurre con una persona. En cada persona se encuentra esa verdadera perfección, esa chispa de Dios. Es posible que esté irreconocible, con toda la basura que la cubre; pero el que sabe, el que es sensible, ve en la profundidad más allá de toda la confusión de la superficie eso que es la verdad, y con gran amor, paciencia y perseverancia quitará poco a poco todo lo que está estropeando la belleza de esa persona, hasta que se contemple la perfección y esa persona se muestre con toda su gloria y sepa que está hecho a MI imagen y semejanza que es una Conmigo. 

Eileen Caddy. Los cimientos de Findhorn.

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